El hombre actual tiene una vida de incontrolables demandas, se ha llenado a toda marcha de necesidades sin las cuales se le complica vivir. Sin darse cuenta, ha entrado en un estado de alienación cuyos síntomas son identificables; se olvida de sus metas, gustos, sentimientos y vocaciones, “no es una persona en sí misma, sino una mano de obra que puede representarse en su equivalente económico”. 

Todo esto lo aleja de sus convicciones y de sus objetivos, mientras más distraído se encuentre más fácil es controlarlo y utilizarlo para el beneficio de un sistema que camina de prisa y sin voltear atrás.

 El Consumismo desmedido y los medios de comunicación, han sido solo algunas de las herramientas que sirven para bloquear la creatividad y curiosidad que posee todo individuo. 






 Mayra Prósperi